Quienes ejercemos como Secretarios de Ayuntamientos en los más de 8.000 municipios que componen el territorio Español, somos plenamente conscientes del desconocimiento que nuestra profesión tiene para el profano en la materia. Casi sin dudar sabemos lo que es un notario, un juez, por referirnos a algunas de las profesiones con un marcado carácter jurídico.

Pocos responderán si preguntas a qué se dedica un “Secretario de Ayuntamiento”, a pesar de pertenecer a un cuerpo como es el de Funcionarios con Habilitación de carácter nacional, con más de 200 años de historia. Probablemente nuestra propia “dejadez” en hacer un ejercicio de “marketing”, vista la dificultad y responsabilidad de las funciones que ejercemos , han dado lugar al anonimato del cuerpo.

Antes de describir lo que puede ser “un día más en la oficina”, hemos de decir que ya nuestro peculiar régimen jurídico, prácticamente un “rara avis” en el conjunto de cuerpos del Estado, hacen que dependamos “orgánicamente” del Ayuntamiento donde ejercemos nuestras funciones, y “funcionalmente” del Ministerio correspondiente del ramo, actualmente Ministerio de Administraciones Públicas.

Cuando apruebas la oposición de Funcionarios con habilitación de carácter nacional, sea como Secretario-interventor, para ejercer en un municipio de menos de 5.000 habitantes o como Secretario, Interventor o Tesorero, cuando el municipio supera dicha población, no recibes un “manual de ejercicio profesional”, sobre cómo llevar a cabo tu “día a día”.

El curso selectivo, realizado en las instalaciones del Instituto Nacional de Administración pública , en Madrid, principalmente se orienta a repasar temas que ya han sido tratados en el propio temario de la oposición.

Si bien es cierto que en las últimas convocatorias se están abordando cuestiones relacionadas con el liderazgo y otros aspectos de inteligencia emocional, entendemos que estas habilidades, no exigidas en el propio temario, deberían ser reforzadas a lo largo de las trayectorias profesionales de los Habilitados nacionales.

Aterrizado en el Ayuntamiento que será tu primer destino, se comienza con la ilusión de querer ser un actor primordial en el funcionamiento de la Administración local correspondiente.

Aún recuerdo el primer día de ejercicio profesional. Era un pueblo turístico, pero que distaba de los grandes núcleos de población de la región. Como decimos, cada municipio funciona de una manera diferente, incluso aún tratándose de municipios vecinos, (Cuántas veces habremos escuchado que el Secretario o interventor del municipio de al lado, “sí lo ve”, cuando se trata de un asunto “controvertido”). Todos ellos tienen una idiosincrasia diferente y propia de cada uno de ellos, aunque sí que es cierto que en todas las Administraciones en las que he podido trabajar, han guardado ciertas (y alarmantes) similitudes.

Remontémonos a ese primer día de la toma de posesión, una vez finalizada la mañana, y “aterrizado” en el Ayuntamiento, decidí preguntar por el “gimnasio” del pueblo. Era una sala con pesas oxidadas y máquinas donde los respaldos acolchados apenas se intuían. Pues bien, cuando me disponía a coger una de esas “pesas”, un cliente del gimnasio se aproxima y con una educación que distaba de la recibida por un “Lord Inglés” me pregunta, sin presentarse, “¿ Es usted el nuevo Secretario no? ¡A ver si cambian algunas pesas”!

Aún compartiendo el sentimiento de aquel compañero de gimnasio, lo primero que reflexioné fue que las funciones del Secretario de Ayuntamiento eran bastante desconocidas para el pueblo, a pesar que dicha figura sea mayormente conocida en municipios de escaso tamaño. Obviamente no le pensaba indicar que en el tema n.º 125 del temario se encontraba el tema de las “funciones reservadas” y que éstas se orientan principalmente a la Fe pública y al asesoramiento legal preceptivo, pero quizás me hubiera sorprendido qué era para ese señor un Secretario de Ayuntamiento.

Olvidada aquella anécdota, si de algo puede “presumir” un funcionario con habilitación de carácter nacional, es de no tener ningún día que se parezca al anterior. Obviamente el “guión” de cada habilitado es muy personal, y cómo afronte cada día depende del propio secretario/interventor.

En un mismo día, he podido llegar a estudiar una (o varias) licencias de obras, ya sean “mayores” para construir una casa, tramitar algún expediente de disciplina urbanística ( o supervisar, cuando he estado en un municipio de mayor población). Durante la mañana he podido asistir a una mesa de contratación para la adjudicación de uno de los centros de día del Municipio ( En ese momento los concejales y/o Alcaldes asistentes a dicha mesa aprovechan para preguntarte cuestiones de diverso “calado”, como el acceso a un determinado expediente por parte de un concejal de la oposición o simplemente eres un “oyente activo” de las profundas conversaciones de nuestros insignes concejales). Finalizada la mesa de contratación, si coincidía en miércoles, he tenido que elaborar con el personal de Secretaría, el orden del día de la Junta de Gobierno Local (cuando no el del Pleno, si coincidía el último jueves del mes).

Finalizado el día el concejal encargado del servicio de cementerios pregunta (todo es urgente) por unas incidencias en torno al citado servicio, y cuando vas a salir por la puerta de tu despacho, te aborda el concejal de personal preguntando si determinada funcionaria puede percibir una productividad por hacer “una actividad extraordinaria” (lo cual también es urgente).

Un día cualquiera en la vida de un Secretario de Ayuntamiento, y puedo prometer y prometo, que el siguiente día puede no parecerse en nada al anterior.